a galiña polo que vale

miércoles, octubre 11, 2006

Despedida de soltero de Bubu

Lugo, 13:00 h. del 7 de octubre, llegada a la estación de autobuses... ahí empezó todo.

Después de unas breves indicaciones de la recepcionista del apart-hotel, lo encontré en 5 minutos y sin ninguna dificultad. Una vez dejado el equipaje en la habitación (8º piso, habitación 180), llamada a Pablo para ver por dónde andaban. Ya habían llegado y quedamos para que fuesen ellos quienes dejasen a su vez el equipaje.

De allí a la calle de los vinos, ¿qué si no? Y después de un par de ellos nos encontramos con Ana Pedreira y Quique, su marido, quienes al final vinieron a comer con nosotros. Y fue genial, porque al vivir allí, nos llevaron al típico sitio que si no conoces nunca hubiésemos localizado. Manger, en Recatelos. Todo muy fino y muy de cocina de autor: mesa alargada con mantel de papel y pulpo y callos, "que vienen a una despedida y hay que llevar el estómago lleno", regado con Azpilicueta... bien regado. Justo antes de comer, se unen al grupo original (Bubu, Pablo, Eusebio Uri y Alfonso) el Gene, Fernandito y Tonino.

Después visita al casino de Lugo. Un edificio entero con múltiples salas dedicadas al ocio de los socios. Gin tonic y visita al edificio. Buena sobremesa. Y empiezan a sumarse más efectivos a la tropa da tralla: Adolfo, Manuel Bermúdez... para acabar a media tarde ya todos los efectivos (hasta 13) dispuestos a montarla.

Por cierto, se me ha olvidado mencionar que en Lugo, en esos días estaban de San Froilán, por lo que otra cosa podía faltar, pero gente y pulpo, a esgalla. Cenamos en una caseta de la feria, ¡cómo no! pulpo, carne ao caldeiro, lacón asado... regado con Campillo (lo que no dejaba de tener su coña por la polémica con Campo que animó estos días atrás).

Paseo post-cena por las casetas de atracciones y participación activa en la juerga tirando bolas a botes, corriendo con los camellos, disparando con pistola de balines (Fernandito al más puro estilo Harry el sucio :)

A partir de ahí un poco de descontrol y disgregación de los grupos (bueno, un poco más tarde, a eso de las 3 de la madrugada). Después al apart-hotel a oír como roncaba el novio despedido, ¡ya no me acordaba de cómo ronca el desgraciao y eso que también compartí habitación con él en la boda de Manuel!

El domingo por la mañan vuelta en autobús a Coruña y recordé por qué odio los autobuses con toda mi alma. ¡Qué mareo! Estuve a punto de pedirle a Mónica que me viniese a buscar a Betanzos, pero un home é un home e un gato un bicho, así que aguanté como pude y logré llegar a Coruña sano y salvo.

Me gasté un pastón, pero nos lo pasamos bien y nos reímos mucho. Ya está :-)))